Las actividades de Amalio tienen un denominador común: Andalucía. Se trata de una interpretación pictórica y apasionada de esta tierra; es la fase de pintura testimonial y del realismo poético que se plasman en esta serie de cuadros.
La famosa Esperanza Suárez Montoya, sus hijas, sus nietas. A todas las retrató una y otra vez, en especial a la propia Esperanza. Toda esta obra constituye lo que él llamó “El mundo de Esperanza”. Esta serie es tan profundamente realista que a uno se le estremece el alma al ver la raza vestida de negro, totalmente negro, bello rostro marcado por los años y la dulce mirada perdida en el recuerdo de la vida, del llanto sin lágrimas, con la pena contenida en un nudo en la garganta.
¿Cómo llegar y adentrarse en el espíritu del mundo gitano? ¿Cómo entenderlo?
Para llegar a plasmar este carácter único y sacar a la luz ese mundo interior hace falta algo más que la mano maestra que pinte la luz y los colores, hace falta un pintor luminoso y humano que sea capaz de albergar en su corazón, lleno de humanidad, tanta realidad de pasión, dolor y camino de que se compone la vida de los gitanos.
Amalio le quita al gitano todo lo superfluo, todos los abalorios y nos deja con la dignidad y sobriedad que los caracteriza.
A Esperanza, su modelo gitana, la pinta con el mismo respeto y la misma dignidad con que retrata a hombres ilustres.
El historiador Álvaro Huerga fue el primero que osó el atrevido parangón de Amalio con García Lorca en sus respectivos tratamientos pictórico-poéticos del tema gitano; así, en la revista Estampas de La Habana (Cuba), bajo el epígrafe ‘Los raros captadores’ dice:
Por eso son pocos y aun quizás con limitaciones, los privilegiados que han podido acercarse al misterio. Entre esos pocos yo destacaría a García Lorca y Amalio García del Moral. García Lorca ha hecho saltar en el yunque chispas en verso sonoro y rotundo de la intimidad gitana (…) García del Moral ha captado en la inspiración de sus pinceles, el desgarro y la sonrisa, el misterio a trozos palpitante. Y lo ha captado con voz idéntica pero distinta de García Lorca.
Los hombres del sur, evocados en el poema que Amalio recitó ante las puertas del palacio hispalense de las Dueñas, el 7 dejulio de 1975, para celebrar el Centenario del nacimiento de Antonio Machado, nos sirven de base para acercarnos a ese otro credo humano que Amalio reflejó en su duro Apostolado Proletario. Será la propia Esperanza quien lo encabece bajo el lema: Andaluza, de profesión la tristeza.
Le acompañan un vendedor ambulante y un metalúrgico, un vendedor de loterías y un campesino, un poeta y un obrero… un silencio de siglos, resignado.