Entre su abundante obra, tenemos que destacar la dedicación casi obsesiva a La Giralda, la torre de la que se quedó prendado un día de primavera cuando, recién llegado de Granada, su tierra natal, la encaraba saliendo de la calle Placentines. Es fácil entender el embrujo ya que aparece majestuosa, esbelta y robusta a la vez… se la ve a ella sola, casi no hay catedral, imponente.
Tal fue el embeleso que se propuso pintarla cien veces, y después doscientas y finalmente trescientas sesenta y cinco. Sí, ahí está la colección de “Los 365 Gestos de la Giralda” que conforman los fondos de la fundación.
En esta colección está el maestro, rotundo con su técnica variadísima y firme. Nos encontramos cuadros con la Giralda sola, a distintas horas del día y de la noche, en distintas estaciones del año y en las múltiples vicisitudes por las que una obra tan señera ha pasado. Nos la encontramos rodeada de personajes, viejos y jóvenes, descarados o tristes, gentes, en definitiva de la vida de cada día y que reflejan el momento social en que a Amalio los pintó. Nos la encontramos en medio del paisaje, urbano, muy próximo o verde y húmedo allá en el fondo del cuadro como un fantasma siempre presente. Nos la encontramos simplificada, esquematizada, pero con sus líneas maestras que nos hacen reconocerla al instante. Nos la encontramos dibujada a carboncillo, al pastel, esculpida en alambre, insinuada en un cuadro abstracto y en tantas expresiones artísticas como el número de ellas, trescientas sesenta y cinco.
Amalio dedicó tres libros a la Giralda:
“Alquibla”, obra poética dedicada a la torre y publicado en 1983. El título no podía ser otro que este por varias razones: primero, porque el nombre es árabe y la Giralda lo es y, además, porque al igual que los islámicos miran a la quibla ( pared orientada hacia la Meca) cuando rezan, los sevillanos miran hacia su Giralda para identificarse con sus creencias e idiosincrasias propias.
“La Giralda. 800 años de Historia de Arte y de Leyenda” que fue premio Focus en 1983. Este libro, según nota final, se acabó de maquetar en la calle Placentines de Sevilla, a los pies de la Giralda, en la primera luna del mes de Nissan de 1988.
La base de esta biografía fue su tesis doctoral compuesta por cuatro tomos y un apéndice y avalada, por entonces, por 170 ‘gestos’.
“Cuentos y Leyendas de la Giralda”, Sevilla 1991.
En estos cuentos y leyendas, Amalio juega con el tiempo y con las historias, y son en definitiva producto y mezcla de su sentido creativo y de su labor investigadora sobre la historia y las historias de la Giralda que él ha sabido buscar y encontrar en los libros y documentos raros y curiosos que tratan de la torre sevillana.